lunes, 2 de abril de 2012

BERNAND AUCOUTURIER:


BERNAND AUCOUTURIER:

Nací en 1934 en un pueblo situado cerca de TOURS, capital de la Touraine, jardín de Francia. Mis padres eran profesores y yo era el pequeño de una familia de cuatro hermanos. Me casé en 1956 y he vivido con el apoyo de una gran familia de cinco hijos. En el transcurso de mis primeros años, mis padres estaban comprometidos con la pedagogía Freinet, yo era libre, libre para no ir a la escuela, libre para descubrir la naturaleza y el trabajo del campo. Mi padre pintor en sus horas libres, deportista, animador de cine, de teatro popular, mi madre implicada en política, hizo que este período marcara de forma indeleble mi futura vida personal y profesional.

Yo guardo un vivo recuerdo de la liberación de mi pueblo por las tropas americanas y de todo el período de 1940-1945. Mis estudios secundarios en Tours no me apasionaron. Por suerte, los deportes individuales me permitieron afirmarme y después del bachillerato, en 1954, comencé los estudios para ser profesor de Educación Física.

A lo largo de estos estudios un profesor me marcó, el doctor Jean LE BOULCH, que cuestionaba la gimnasia sueca y la educación física en general. Me interesé entonces por los trabajos de P.VAYER y A. LAPIERRE. Descubrí a FREUD, DOLTO, AJURIAGUERRA, (que hizo el prólogo de uno de mis libros) y los grandes pedagogos. MONTESSORI, DEWEY, DECROLY, FREINET, MAKARENKO, NEILL.

Mis estudios de educación física me decepcionaron porque eran demasiado mecanicistas y demasiado físicos. Solo me apasionó la pedagogía del movimiento y descubrí entonces que enseñar me llenaba. En 1959, era profesor de Educación Física y Deportiva.

Hice mi servicio militar en Argelia ¡manteniendo el orden! Un período negro por todas las atrocidades que allí vi y viví. La creación de dos escuelas y un dispensario me permitieron ser útil para calmar el dolor de la población. Este período ha sido decisivo en el respeto que siento yo hacía las personas en situación de debilidad y hacía las otras culturas.

En 1961, fui profesor de Educación Física en Lyon y constaté rápidamente que no me gustaba esta profesión orientada esencialmente hacia los deportes. Me llamaron para formar parte de un equipo que reducaba a los niños sordos; me interesó mucho y decidí orientarme en esta dirección. Solicité un puesto en mi región de origen en el que pudiera estar a tiempo completo al servicio de la infancia en dificultad.

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